martes, 29 de enero de 2013

Jeux d'enfants.

"Felicidad en estado puro, brutal, natural, volcánico... ¡Qué gozada! Era lo mejor del mundo.
Mejor que la droga, mejor que la heroína, mejor que el costo, coca, crack, chutes, porros, hachís, rayas, petas, hierba, marihuana, cannabis, canutos, anfetas, tripis, ácidos, LSD, éxtasis.
Mejor que el sexo, que una felación, que un 69, una orgía, una paja, el sexo tántrico, el Kamasutra, las bolas chinas...
Mejor que la nocilla y los batidos de plátano, mejor que la trilogía de George Lucas, que la serie completa de los Teleñecos, que el fin del milenio. Mejor que los andares de Emma Peel, Marilyn, la Pitufina, que Lara Croft, Naomi Campbell y que el lunar de Cindy Crawford.
Mejor que la cara B de "Abbey Road", que los solos de Hendrix, mejor que el pequeño paso de Neil Amstrong sobre la luna, el Space Mountain, Papá Noel, la fortuna de Bill Gates, los trances del Dalai Lama, las experiencias cercanas a la muerte, la resurrección de Lázaro, todos los chutes de testosterona de Schwarzenegger, el colágeno de los labios de Pamela Anderson.
Mejor que Woodstock y las naves más orgásmicas, mejor que los excesos del Marqués de Sade, Rimbaud, Morrison y Castaneda.
Mejor que la libertad.
Mejor que la vida".

domingo, 20 de enero de 2013

Digo que todo tiene un final.

Dicen que si las cosas no acaban bien es que aún no han terminado.
Sinceramente, si hay algo que tengo claro, es que todo, todo tiene un final.
Hay finales amargos, que acaban con nosotros. Hay finales que cuando llegan dejan paso a nuevos comienzos. Los hay que tardan demasiado tiempo en llegar, o que simplemente no tuvieron que existir, ni comenzar.
Hay finales que recordarás toda la vida y buscarás empezar algo para poder, aunque sea, revivir algo de lo que fueron. Hay finales que dejan muchas cosas a medias, muchas cosas por decir y nos impiden avanzar. Hay finales que nos negamos a asumir.
Las cosas que más anhelamos suelen tener finales rápidos. O tal vez sea que quisimos ir deprisa y no éramos conscientes de que no lo estábamos disfrutando. O lo disfrutábamos demasiado sin pensar que algún día llegaría a su fin.
También hay finales que llegan antes de empezar. Personalmente son los que más rabia me dan, me resultan finales de cobardes, de "tengo miedo a que se acabe así que no lo empiezo".
Poca gente sabe que hay finales que dejan muy buen sabor de boca.
El final de algo no significa el final de todo. Por eso creo en los finales.
Y por eso, seas quien seas, no quiero que me prometas que no habrá un final, quiero que me prometas un final contigo.

martes, 8 de enero de 2013

La vita è bella.

"Buongiorno principessa. Stanotte t'ho sognata tutta la notte [...] Non penso che a te principessa, penso sempre a te"