lunes, 10 de diciembre de 2012

Cambios.

Digamos que mis esquemas empezaron a cambiar por estas fechas del año pasado.
Como pasa en muchas ocasiones la rutina puede terminar con algo que hasta entonces creías indestructible. Y así fue.
Como es lógico, cuando pasan cosas así siempre suele haber dos historias y por lo tanto dos posiciones. Pues más o menos así empezó 2012 para mí.
Creo que no cambiaría este año por ningún otro ya pasado. Aunque no empezase como yo hubiese querido, de todo se acaba saliendo, y las cosas negras se acaban volviendo gris claro tarde o temprano.
Este año he conocido a mucha gente nueva, y a otra gente que ya conocía he tenido el placer de conocerlos más.
He aprendido que no todas las personas reaccionan igual ante las mismas situaciones, y que a veces no está de más comerse el orgullo por alguien que te importa.
He dejado amistades atrás, y otras me han dejado a mí.
He querido, he odiado, he vuelto a querer y así constantemente, como una montaña rusa, a veces estás arriba, otras estás abajo y otras te bajas de la atracción.
He sabido lo que es querer algo que no puedes tener a tu lado, que no puedes tocar.
He compartido muchísimas cosas con amigos que antes sólo eran conocidos y ahora son pilares para mí.
También he podido conocerme a mí misma un poco más, saber dónde están mis límites, hacerme a la idea de que no siempre tengo que tener la razón y tener muy claros cuáles son mis principios.
Con esta entrada sólo quería contar como ha sido este año para mí. Un año del que no me arrepiento, ni para lo bueno, ni para lo malo, porque como de todo en esta vida hay que quedarse con el lado positivo, y ese lado son las personas que he conocido, que algunos de ellos hoy en día son mis mejores amigos, y las cosas que he aprendido, las cuales me han hecho más fuerte.
Gracias a vosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario