lunes, 20 de enero de 2014

"Serendipity" Capítulo VIII: Último tren.

Tuvo suerte de que aquel chico fuese tan amable, porque su tren ya había entrado en la estación. 
Corrió, corrió como si no hubiese más trenes. Ella y su manía de no dejar pasar un tren.
Hubiera tenido más suerte si hubiese conseguido llegar hasta el primer vagón, el idóneo para su parada, pero la suerte es una lotería y nunca toca dos veces seguidas. 
Al fin se subió al tren, sí, pero en el último vagón y tampoco estaba en posición de decidir, además, así iría más tranquila, en el último no solía ir nadie.  
Pero ese jueves por la noche sí que se subió alguien más. Se sentó delante suya, no dejaba de mirarla y de mover constantemente la pierna, parecía nervioso.  
Ella estaba ajena a todo, inmersa en un libro que la habían dejado hacía unos días. Pero la incesante mirada de aquel hombre la desconcentró. Ella sabía muy bien distinguir las miradas, sabía que querían decir, era como si gritasen y ella pudiese oírlas. Ella lo sabía, sabía qué iba a pasar. 
Su parada era la última de la línea. Cuando el tren llegaba a la estación se vaciaba y se quedaba parado hasta volver a empezar el mismo recorrido pero al revés. 
El tren ya estaba vacío, todos los que compartían destino habían salido. Todos menos ellos dos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario